Es
una cualidad propia de cualquier sistema político, en especial los democráticos.
Existe gobernabilidad dentro de un sistema político si las instituciones del
gobierno actúan eficazmente, son legítimas y dentro de ellas se respeta la representación
y el libre ejercicio de la voluntad política. El grado de gobernabilidad que
existe dentro de un Estado se mide por su representatividad. La eficacia de un
Estado está relacionada con su capacidad para aprobar leyes y diseñar políticas
públicas, su eficiencia para ejecutarlas y la aceptación de los sectores
involucrados para poder aplicarlas.
La
legitimidad está íntimamente ligada al grado de aceptación que posea el
gobierno, el cual es resultante de su capacidad para consensuar y dialogar con
la sociedad civil en el diseño de las políticas públicas, su grado de
representatividad y la capacidad que posean los actores políticos para insertar
demandas dentro del sistema político y lograr su resolución satisfactoria. La
representatividad tienes que ver con la capacidad del Estado de resolver las
demandas de la población y de buscar el consenso con la sociedad civil para
recibir demandas y diseñar e implementar políticas públicas.
Si
existe armonía entre las tres variables, el gobierno será capaz de ejecutar
cabalmente su plan de gobierno y de cumplir con los objetivos que se trazó. Si
la armonía no existe, se presentarán problemas en la implementación y ejecución
de políticas públicas, aumentando el grado de polarización, ya sea por razones ideológicas
o por el deseo de instituciones y grupos sociales de poseer mayor influencia y
poder dentro del sistema político. Ahora, si algo queda claro de los debates
sobre gobernabilidad en la actualidad, en particular en aquellos que tienen
lugar en los organismos multilaterales de desarrollo como el PNUD, es que la
capacidad de gobernar democráticamente tiende a complicarse cada día más en las
sociedad actuales, enfrentadas a tremendos déficit y “fallas de Estado”, donde
no es casual que el Estado sea, cada vez más, visto como productor de “males”
que de bienes políticos.
Ello
está estrechamente vinculado con el hecho de que la gobernabilidad hoy en día
no es una problemática exclusiva del Estado, gobierno o sector público, es una
corresponsabilidad del conjunto del sistema político y de los principales
actores en cuya acción descansa día a día su funcionamiento. La gobernabilidad
involucra, de una forma compleja, a actores políticos (partidos políticos), a
actores privados (gremios y organizaciones empresariales), actores sociales
(iglesia, grupos organizados y con poder en la agenda pública de la sociedad
civil) y otros actores con influencia en la gestión de los asuntos de un país que,
en el caso de países con ciertos niveles de fragilidad democrática, se referiría
al sector militar.
Fuente:
Romero, M. y Romero, A. Diccionario de Política. Conceptos Fundamentales. Editorial Panapo. Caracas: 2005.
También, podemos relacionar el documento indicado con el concepto de Gobernabilidad Democrática que se entiende como la capacidad de una sociedad de definir y establecer políticas y resolver sus conflictos de manera pacífica dentro de un orden jurídico vigente. Esta es una condición necesaria de un Estado de Derecho junto con la independencia de los poderes y un sistema legal que garantice el goce de las libertades y derechos –civiles, sociales, políticos y culturales– de las personas. Para ello se requiere de instituciones basadas en los principios de equidad, libertad, participación en la toma de decisiones, rendición de cuentas y, promoviendo la inclusión de los sectores más vulnerables . (Invesp, Cátedra de la Paz, Cedisuc. 2013)
ResponderEliminarMuy acertado el comentario. Gracias por el aporte.
EliminarCuando se hace referencia a la definición de gobernabilidad, se deben considerar distintos niveles o grados de respuestas gubernamentales y demandas sociales:
ResponderEliminarGobernabilidad ideal: equilibrio puntual entre respuestas y demandas, es decir, nos referimos a una sociedad sin conflicto. Se puede ver a éste como un nivel extremo en el que no existen ejemplos o en caso de que sí, no son muchos, por lo que lo considera un caso límite o extremo.
Gobernabilidad normal: equilibrio dinámico entre las demandas y respuestas, donde las diferencias son aceptadas e integradas en el marco de la relación de gobierno.
Déficit de gobernabilidad: desequilibrio que amenaza la relación de gobierno y puede presentarse en diversas esferas (política, económica...).
Crisis de gobernabilidad: conjunción de desequilibrios inesperados o intolerables.
Ingobernabilidad: disolución de la relación de gobierno (éste también es un caso límite o extremo).